Luego de una estupenda ceremonia de inauguración del micro-campeonato, el Bayern Munich salió a la cancha para enfrentarse ante el San Pablo de Brasil, al cual venció por 2-0 con goles de Mario Mandsukic y Mitchell Weiser, aunque aquí más que el resultado habría que destacar otras cuestiones.
Este equipo bávaro, campeón de la Champions League, se está adaptando bien a la filosofía de juego guardiolista, en donde se destacan la posesión de balón (hoy tuvo por momentos más del 70% en este rubro), presión constante cada vez que pierden la pelota y juego asociado (con triangulaciones incluidas), aunque el Bayern conserva también las características del súper-campeón de la temporada pasada, cuando Jupp Heynckes estaba al mando: aprovechar la altura de sus delanteros para mandar centros, no tener que esperar hasta llegar a la medianía del área para patear sino que se puede hacer desde afuera, y un toque de individualismo y libertad, de la mano de dos de sus cracks: Franck Ribéry y Arjen Robben.
Hoy se observó en el Allianz Arena a un conjunto muy sólido, casi sin fisuras, y que se midió ante un visitante que se tomó el encuentro como un verdadero amistoso, ya que casi no propuso ni juego ni partido, y el 2-0 (con un penal errado sobre la hora del arquero Rogerio Ceni, que sin dudas fue la gran figura brasileña) fue, se podría decir, un premio para los campeones de la Copa Sudamericana 2012, ya que la diferencia entre ambos conjuntos fue de tres o incluso cuatro goles.
La final de este torneo se disputará mañana entre el Bayern Munich y el Manchester City, que a primer turno derrotó en un gran partido al Milan por 5-3 (Edin Dzeko x2, David Silva, Micah Richards y Aleksandar Kolarov; Stephen El Shaarawy x2 y Andrea Petagna), que previamente se medirá ante el San Pablo por el tercer puesto.
Por Juan Pablo Gatti
@GattiJuan
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