Mineiro, por primera vez campeón de la Libertadores

El equipo brasileño consiguió su primera Copa, al derrotar 2-0 a Olimpia en el partido y vencer 4-3 en los penales. Olimpia jugó una gran final, pero se quedó en la puerta.

Desde el primer minuto. Al igual que sucedió en la vuelta de semifinales ante NOB, Atlético Mineiro salió con todo a la búsqueda de la apertura del marcador y un descuento en el resultado global. Intentó convertir rápidamente, con el objetivo de someter a Olimpia en su arco para intentar dar vuelta la eliminatoria, aunque de a poco se le complicó el desarrollo.

Dominó claramente en la primera mitad el equipo dirigido por Cuca, aunque no fue profundo con la tenencia de la pelota y no tuvo chances claras para anotar. La defensa guaraní, con gran trabajo de Manzur y Candia, supo contener a Tardelli y Jó. En el medio, el gran despliegue de Aranda y Pittoni incomodaba a Ronaldinho.

De todas maneras, Olimpia tuvo sus chances, ante una defensa muy floja en la marca y en el retroceso, y el arquero Víctor sacó dos pelotas claras de gol, con atajadas fenomenales. Se fue construyendo un gran partido en el Mineirao –se jugó allí dado que, por la capacidad del Estadio independencia, no dejaron jugar en su cancha al “galo”- y al entretiempo se fueron con la igualdad sin goles.

Para la segunda mitad, los brasileños salieron con todo. Ronaldinho se enchufó, aunque lo de Mineiro siempre fue más individualidad que juego colectivo. Una ráfaga que comenzó con el tempranero gol de Jó, el delantero ex Manchester City, al minuto del complemento. Aprovechó una pifia en un intento de despeje y la mandó a guardar. Con el correr de los minutos, Mineiro fue una tromba hacia el arco paraguayo. Martín Silva, el arquero visitante que tuvo una labor impresionante, paró casi todo. Encima, con centros desde todos lados, el palo salvó en algunas oportunidades a Olimpia, que tuvo una que increíblemente desperdició Ferreira solo de frente de al arco.

El defensor Manzur, con dos patadas terribles, se fue expulsado cuando su equipo era sometido por el local. Y cuando faltaban solo tres minutos, llegó el segundo gol de la mano de Leonardo Silva. El defensor, ya como centro delantero a esa altura del encuentro, se elevó por sobre todos y estampó la igualdad en el resultado general.

A tiempo extra. La gran incógnita pasaba por si Olimpia podría sostener el ritmo de Mineiro, que había avanzado sobre su arco y había terminado los 90 minutos mucho mejor. Además, tenía uno menos. Sin embargo, en el suplementario hasta Bernard, el más veloz de la cancha, se acalambró. Todos se fueron quedando sin piernas de cara al final. Sobre el último tramo de esos 30 minutos, Mineiro tuvo dos ocasiones más, pero no hubo camino para no terminar en los penales.

En los tiros desde los doce pasos, empezaron los visitantes. Bajo la silbatina generalizada y el agite de brazos de casi todos los hinchas intentando parecerse a momias, el primer remate fue atajado por Víctor, que se adelantó por lo menos un metro y medio, sin que el árbitro sancionara nada. Más tarde, en medio de los festejos, el arquero se desligó declarando que ya lo había hecho y que el árbitro se lo había permitido al no pitar nada.
Luego todos convirtieron, con mayor o menor dificultad en sus tiros, aunque le llegó al turno a Matías Giménez. Estaba obligado a meterla para continuar la tanda, aunque su remate pegó en el palo y todo Mineiro festejó. Un 4-3 en los penales para ganar por primera vez la Copa y privar a Olimpia de ganar su cuarta (las otras fueron en 1979, 1990 y 2002).

Olimpia mereció mejor suerte. Estuvo muy cerca, a tan solo unos minutos. Su director técnico, Ever Almeida, sostuvo con la profunda y obvia tristeza que “no fueron más que nosotros, no hicieron más”.  Y dijo estar “orgulloso, porque esta medalla la hemos ganado. No todos llegan hasta aquí”. Con una humildad y un mensaje coherente, el entrenador salió a dar la cara por sus dirigidos, que en medio del dolor no pudieron hacer más que demostrar su sufrimiento. El más golpeado era el volante argentino, el ex Tigre, Boca y San Lorenzo, Giménez, que había errado el penal definitivo.

Del otro lado, todo era alegría y emoción pura. Ronaldinho, que volvió a Brasil pro la gloria, la obtuvo. Cuando retornó, expresó que “me falta conquistar algo importante aquí en Brasil. Salí y jugué 11 años en Europa, aquí solo 3. Volví para obtener cosas que aun no he conquistado”. Ayer, con una emotividad casi indescriptible, Dinho agradeció a Dios por todo lo que ha logrado. Se colocó, por si hiciera falta, un escalón más arriba. Ha logrado un Mundial, una Copa América, una Champions, una Libertadores, y tantos otros títulos.

El Atlético Mineiro levanta su primera Copa. Irá al Mundial de Clubes de Marruecos, donde ya están el Bayern Munich alemán y el Monterrey mexicano, junto con otros equipos de Asia, Oceanía y África. También jugará la Recopa, ante el ganador de la Sudamericana. Pero eso espera para un futuro, y serán otros grandes objetivos. Jó es el goleador de la Copa, Cuca el mejor DT y Víctor el mejor arquero. Hoy disfruta de esto, con un Bernard conmocionado que dice que “logré lo que había prometido de irme con un título”.

Olimpia, por su parte, lo tuvo ahí. Jugó una gran final en los 210 minutos disputados, pero se quedó en la puerta. En su historia, había jugado cuatro series de penales en Brasil, y las había ganado todas. La última, por caso, cuando ganó su última Libertadores, ante Sao Caetano en 2002. Seguramente el pueblo paraguayo estará orgulloso de este plantel. Mineiro es campeón, y por algo llegó hasta aquí.

Nicolás Galliari

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