El análisis: Lo que dejó la fecha 16 del fútbol argentino

Anoche terminó la fecha 16 del Torneo Final, con el partido entre All Boys y Newell’s. Y, a juzgar por los resultados que se dieron, se la puede calificar perfectamente como la fecha de los batacazos. Y es que hubo dos, que incidieron directamente en la pelea por el campeonato: el domingo, Argentinos venció a River, cortando una racha de ocho partidos sin ganar y, anoche mismo, All Boys derrotó a Newell’s, también cortando una larga racha de partidos sin una victoria.

Pero analicemos un poco más lo que ocurrió. El domingo arrancó con Newell’s a tres puntos de River y cuatro de Lanús. En el segundo turno del día, Lanús no logró más que un empate ante el duro Belgrano, que se clasificó a la Sudamericana, y a la noche River jugó de manera muy inferior a como venía jugando y perdió 2-0 frente a un Argentinos que, con el triunfo, se revitalizó en su lucha por evitar la pérdida de la categoría.

Eso le dejaba a Newell’s la posibilidad de estirar su ventaja a 6 puntos, ganándole a All Boys, y dejar prácticamente definida la cuestión del título. Sin embargo, los rosarinos exhibieron la misma falta de carácter y decisión que caracterizó a River y Lanús el domingo, y cayeron con los de Floresta, dándole vida nuevamente al torneo.

El triunfo de All Boys les devolvió el alma al cuerpo a River y a Lanús. Pero queda claro que con eso solo no les alcanzará. River, el domingo, jugó como si no estuviera peleando el campeonato. Argentinos lo presionó en toda la cancha y desnudó la falta de ideas del conjunto de Ramón Díaz. Un equipo campeón debe tener un plan B por si el partido se le complica. Y no lo tuvo el Millonario. Por el lado de Lanús, hace rato ya que viene mermando en su juego: pasó de ser la sensación del torneo a no poder ganarles a rivales, en los papeles, inferiores. Hay que ver si aprovechan la oportunidad que All Boys, indirectamente, les otorgó. Si esa derrota de Newell’s mueve algún resorte interno en los planteles, y se vuelven más seguros y decididos.

La derrota de Newell’s, además, acercó a Godoy Cruz a la cima, aunque los mendocinos están un poco lejos y no piensan demasiado en el título. El que no pudo aprovechar su chance fue San Lorenzo, que el sábado empató sin goles frente a Rafaela, en la provincia de Santa Fe. Los de Pizzi dominaron el partido pero no pudieron definirlo, y quedaron a cinco puntos. Deben estar lamentándose los hinchas: ganando, quedaban a tres puntos. La diferencia parece indescontable, pero mientras matemáticamente se den las cosas…

El otro partido que dejó mucha tela para cortar fue el que inauguró la fecha: Quilmes – Racing. Se habló durante toda la semana previa acerca de qué debían hacer los jugadores académicos: si salir a ganar o dejarse vencer para no beneficiar a Independiente. Nunca se sabrá qué fue lo que hicieron los jugadores en ese sentido, pero lo cierto es que Racing jugó como para que Quilmes le sacara más de un gol de diferencia. Siguiendo con el tópico de la decisión, se notó quién quiso ganar y quién pareció conformarse con un empate. Quilmes, al final, obtuvo su merecido triunfo, que es como agua en el desierto para el que quiere zafar del descenso. Con un triunfo más, Quilmes quedará prácticamente salvado de perder la categoría. Y, por el lado de Racing, confirmó la tendencia que venía mostrando en este Torneo Final: siempre peleó en mitad de tabla. Puede clasificar a la Sudamericana todavía, pero siempre va a sobrevolar en sus hinchas la idea de que se podía llegar más alto.

En la pelea por el descenso, hubo algo que podría denominarse un batacazo: San Martín de San Juan superó a Independiente en los promedios. Lo logró combinando el empate de los de Avellaneda con Estudiantes con su triunfo en Victoria, ante Tigre, por 3-1, ayer. Independiente dominó el partido contra Estudiantes, pero no pudo ganarlo, y los tiempos se acortan. Sus hinchas comienzan a ponerse nerviosos, no necesariamente en la cancha, pero sí en su estado anímico. Es que, con una combinación de resultados, Independiente podría quedar descendido la próxima fecha. En tanto, San Martín viene en franca levantada. Forestello les inculcó a sus jugadores una idea de juego. Parece mentira que San Martín esté en puestos de descenso directo: al ver jugar al equipo en los partidos, parece que estuviera peleando por ingresar a las Copas, más que jugándose la permanencia. Pero, tal cual le pasa a Independiente, el promedio es consecuencia de varias temporadas, y los errores, hasta que no se vuelven obsoletos, se pagan.

Se lo ve más entero a San Martín que a Independiente en la pelea. Parece ser que a los de Brindisi se les ha acabado, o al menos han perdido gran parte de, la frescura que caracterizó al equipo en los primeros partidos de su actual entrenador. Es cierto, no pierde. Pero empata, mientras sus rivales directos ganan. Estas tres fechas que quedan son, para los de Avellaneda, tres finalísimas. Debe trabajar muy fino en lo anímico Brindisi para que, de acá a final de campeonato, su equipo cierre la batalla victorioso. En tanto que Argentinos, ganador de River, parece haber encontrado la fuerza necesaria en los juveniles. Desde hace dos fechas que Caruso Lombardi viene poniendo equipos titulares con mayoría de juveniles, y le dio resultado: le empató a Estudiantes haciendo más que éste y, en esta fecha, le ganó a River. La diferencia que le sacó a Independiente (cinco puntos) es un motivador más psicológico que numérico, y descomprime mucho la situación.

El domingo, en tanto, Boca y Vélez se enfrentaron en el duelo de eliminados de la Copa. Ambos navegan en el fondo de la tabla. Pero fue Boca el que mejor jugó el partido, tuvo mejores situaciones, y mereció llevarse algo más que su rival. Lo positivo es que mejoró su juego y que puede ilusionarse con que el próximo torneo (en éste ya es muy tarde para arreglarlo) sea más fructífero. Por su parte, Vélez preocupa: un equipo que hace seis meses salió campeón y que, el domingo, jugó uno de sus peores partidos del semestre. ¿Se habrá desgastado el ciclo de Gareca? Buen punto de análisis, sobre todo cuando se discute sobre los demoninados proyectos largos.

Para finalizar, hablaremos del clásico de Santa Fe. Unión, que no tiene chances de mantener la categoría, derrotó a Colón; al menos, se dio el gusto de ganarle a su eterno rival y desequilibrar el historial del clásico en su favor. Un consuelo para jugadores e hinchas de Unión. El partido, por seguridad, se jugó a puertas cerradas, y el marco impresionó. Y una reflexión: nos falta mucho, como sociedad, para poder jugar este tipo de partidos con público sin peligro de incidentes. Un clásico debería ser una fiesta del fútbol, no una bomba a punto de estallar. Pero con el antecedente del último Boca – River, no se puede estar seguro.

Por Esteban Perisset
@estiperi

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