Torneo Final: Lo que dejó la fecha número 12

Anoche, con la derrota de Newell’s a manos de Arsenal, se terminó la fecha número 12 del Torneo Final.



Una fecha que tuvo, como partido excluyente, al Superclásico que se disputó, tras dos años de ausencia, en la Bombonera. Y que, al final, tuvo un vuelco importante: la punta volvió a ser propiedad de Lanús tras dos fechas en las que la había ocupado Newell’s.

El viernes hubo dos partidos. En el primero, que abrió la fecha, Godoy Cruz derrotó a Colón por un contundente 3-0. Ese resultado le cortó a Colón una pequeña racha invicta, que llevaba desde que Morant había tomado el cargo de DT: fueron 5 fechas, con 4 victorias y un empate. Godoy Cruz, por su parte, alcanzó los 20 puntos y se mantiene igualando el cuarto lugar en la tabla. Gran trabajo de Palermo al frente del equipo mendocino, que suma con una sola premisa: lograr puntos para no sufrir con el promedio a partir de agosto, pues para la 2013/2014 se le borrarán 63 puntos de la 2009/2010. Por ahora suma 40 en esta temporada, y 78 en la suma de ésta y la pasada.

En el segundo partido, San Lorenzo le dio vuelta el partido a Quilmes y se lo ganó 2-1. San Lorenzo es un caso curioso: de visitante le va muy bien, pero de local le cuesta mucho sumar puntos. Este partido era importante por el promedio, para San Lorenzo (si ganaba Quilmes, superaba a los de Boedo) y para Independiente, ya que los de Avellaneda tienen a los Cerveceros como rivales directos en la lucha por la permanencia. En la concentración, o donde sea que estuvieran, los jugadores y cuerpo técnico del Rojo deben haber festejado o, al menos, esbozado una sonrisa.

El sábado, Unión y Belgrano empataron 1-1 en Santa Fe. El local, ya casi condenado, parece haber perdido el impulso que le dio la victoria en la Bombonera. A pesar de que jugó bien, y esto hay que reconocérselo a Facundo Sava, no logró sumar de a tres ante un Belgrano que, se sabe, es muy duro de enfrentar. Si sólo pudo Unión vencer la resistencia de Olave con un tremendo derechazo pegado al palo, de Juan Cavallaro. Los cordobeses, en tanto, siguen sumando y están cerca de ingresar en la Copa Sudamericana.

El mismo día, Lanús debió jugar ante Argentinos Juniors, en La Paternal. Los del Sur fueron efectivos ante un rival muy tibio, que cuando tuvo la pelota no supo qué hacer con ella. Lanús ganó 2-1 y se trepó a la punta que, al final de la fecha, conservaría. Argentinos, en cambio, con esta derrota (la tercera al hilo) comienza a preocuparse por el promedio nuevamente. Independiente, en dos fechas, ya le descontó 6 puntos, y San Lorenzo se le escapó y está cinco puntos por encima.

Cerraron el sábado Racing y Vélez, dos equipos que ya están lejos de la punta. Vélez ya tiene asumido que apostará todo a la Copa Libertadores, en la que tiene actuaciones mucho mejores que las del torneo Final. Y Racing ratificó que le cuestan los partidos, y tal vez le falte algo de personalidad para pelear torneos. Hace varias fechas que la Academia está virtualmente fuera de la pelea, y parece ser que el plantel ya está resignado. Pelea por entrar a la Sudamericana, al menos. Y sus hinchas ya están más pendientes de lo que le pasa a Independiente que de su equipo: un cronista, en la previa del partido, preguntó a varios hinchas si prefieren que su equipo le gane a Quilmes (rival directo de Independiente) o que pierda, para perjudicar al Rojo, y la mayoría optó por la segunda opción.

El domingo hubo Superclásico, pero antes hubo otro partido. Independiente, de visitante, le ganó a Tigre 2-0 y ratificó la levantada, iniciada en el 3-1 a Argentinos. Con un estado anímico mucho más fuerte, y con un juego basado en presionar a su rival y no dejarlo jugar tranquilo, Independiente por fin pareció el equipo que debe pelear todos los partidos como si fueran el último. Eso pareció desde la actitud. Dejó de ser el equipo indolente de hace algunos partidos, para ser uno que busca con fiereza cada punto que puede. Y a Tigre le ganó muy bien, con un golazo de mitad de cancha y otro de carambola. Pero lo bueno es que no sufrió el partido y que, de a poco, revive. Bien por Brindisi, que logró levantarle la moral al equipo. Y bien por Adrián Fernández, que parece estar convirtiéndose en la carta goleadora del Rojo.

Luego, el Superclásico. Un partido que generó grandes expectativas en la previa, y que luego fue demasiado chico para lo que había generado. Boca no supo qué hacer con la pelota cuando la tuvo, y River no fue lo suficientemente seguro de sí mismo como para ganarlo. Se encontró con un gol a los 46 segundos de partido pero, increíblemente, se dejó estar y le empataron al final del primer tiempo. El segundo tiempo fue la muestra de lo que le cuesta a Boca generar juego sin Riquelme: por dos tercios de ese parcial tuvo la pelota, y dominó el partido y generó llegadas, pero poco claras. Y River, superado, pareció conformarse con el empate. Al final, la derrota de Newell’s del lunes le jugó a favor al equipo de Núñez en su pelea por la punta; aunque River, su parte del trabajo, no la hizo 100% bien.
La nota triste la dio el comportamiento de los hinchas locales: promediando el segundo tiempo, encendieron bengalas que obligaron a detener el partido, y hasta le tiraron una bomba de estruendo al arquero de River. 

Los principales culpables fueron los hinchas de Boca, que no lograron dosificar su ansiedad por hacerle sentir a River que había jugado en el Ascenso la temporada pasada. Porque una cosa es el folclore del fútbol, la gastada, y otra cosa es la agresión sin límites Hubo muchos cánticos antes y durante el partido, y hasta se colocaron afiches fuera de la cancha, con cargadas para River. Pero la hinchada de Boca estaba exultante por cargar a River con su reciente descenso, y este estado de tensión fue canalizado de una de las peores maneras en que podría haber sido. La imagen que lo muestra es la de Ramón Díaz, yéndose expulsado, y debiendo ser protegido por ¡una docena! de efectivos policiales (sí, leyó bien, 12 policías para una sola persona). Por otra parte, se supo que, fuera del estadio, un grupo de hinchas de River habrían agredido a sus pares de Boca con aceite hirviendo, y hasta se produjo un pequeño incendio (por suerte, rápidamente sofocado) en una de las tribunas de hinchas de Boca.
Y en Rafaela – San Martín de San Juan, la polémica infaltable de cada fecha, magnificada porque era un partido donde el visitante peleaba el descenso. Hubo un penal, al final del segundo tiempo, que fue, al menos, muy dudoso, y que sirvió para que Rafaela sellara el 2-1 definitivo. Este penal desató la furia del presidente de San Martín, que consideraba que su equipo estaba siendo perjudicado para beneficiar a Independiente. Claro, los sanjuaninos están muy cerca del Rojo en la tabla del promedio y, si ganaban, lo pasaban. 

Para quien escribe la nota, el penal no pareció: el fútbol es un deporte de contacto, y no se puede esperar que todo toque sea considerado falta, más aún conociendo la tendencia de los jugadores a simular con tal de lograr ventajas. Pero el árbitro lo cobró. Debemos darle la derecha, pues por TV es muy fácil opinar luego de varias repeticiones de la jugada; el juez no tiene repetición y debe basarse en lo que él mismo ve. Sobre estas cuestiones (a quién se beneficia y a quién se perjudica por el descenso), será inevitable que se discuta cada fecha, de acá al final de torneo.

El lunes, tras un partido (All Boys 0- Estudiantes 0) que no da para mucho análisis, pues fue muy aburrido, casi sin llegadas, se jugó uno de los partidos clave. Newell’s necesitaba ganar para recuperar la punta, que le había sido arrebatada por Lanús con su triunfo del sábado. Pero jugaba de visitante frente a Arsenal, un equipo siempre difícil, que complica a todos los rivales. Y, con dos muy buenos remates de Darío Benedetto, Arsenal venció 2-0 y privó a los rosarinos de llegar a la punta. Ahora éstos miran desde abajo: están a un punto. Y el resultado también le sirve a River, al cual la punta ahora sólo le queda a 4 puntos; si hubiera ganado Newell’s, hoy los de Núñez estarían a 6. La perlita: el exabrupto de Pompei con Martino (lo empujó cuando éste le fue a recriminar su expulsión), por el que el juez, más tarde, se disculpó públicamente. 




Por Esteban Perisset

Deja un comentario