La historia de nunca acabar en el fútbol europeo

En Europa, los hinchas aplican un terror ideológico. Sin importar la edad, el género y el nivel socioeconómico de los autores, se ven esvásticas y saludos hitlerianos, y hasta se oyen ruidos de monos. Cuando la violencia en el fútbol no es por negocio ni por poder.

FASCISTA. Paolo Di Canio, en una provocación.

El delantero Toto Tamuz ya no podía soportar más que la hinchada ultraderechista del Beitar Jerusalén, conocida como “La Familia”, alzara bananas y gruñera como monos cada vez que él tocaba la pelota. Por eso, cuando anotó a los 20 minutos del segundo tiempo el 2-1 para el Hapoel Tel Aviv, reclamó silencio con el dedo índice en los labios. Al instante, el árbitro Orel Greenfeld expulsó al nigeriano (que además forma parte de la Selección Israelí). El Beitar Jerusalén, único equipo de Israel que jamás contrató un futbolista árabe, finalmente ganaría 3 a 2.

La dirigencia de ese equipo sacó al otro día, el 30 de octubre del año pasado, un comunicado de prensa: “Hapoel Tel Aviv debería contener a Tamuz, que provoca a nuestra hinchada cada vez que nuestros equipos se enfrentan. Ya es hora de que Tamuz reciba el castigo que se merece por su comportamiento provocativo”.
El sociólogo Gerd Dembowski, de la organización FARE (Football Against Racism in Europe), llamó “gritones durmientes” a las hinchadas nazis. De esta manera, él se refería a los hinchas radicalizados: explicó que eran gritones porque se mezclaban en la multitud cuando cantaban, y durmientes ya que se activaban “ante una situación potencialmente provechosa para la ultraderecha”.
Sin la presencia de los ultras, resultan inexplicables el racismo y la xenofobia en las canchas. Sin embargo, según explicó el director ejecutivo de FARE, Piara Powar, “el mayor problema es la negación, las otras personas que dicen: ‘No pasa nada, no se preocupen por los racistas, son unos pocos’”.
Ramón Spaaij, un sociólogo holandés que estudió durante 6 años a los ultras de España, Holanda y Gran Bretaña, señaló en enero: “En España puede pasar con la mayor parte del público, sin importar edad, género ni nivel educativo. El abuso racial lo inicia el grupo de extrema derecha, pero eso puede terminar con chillidos de mono en todo el estadio. Presencié partidos en los que el 80% del público, incluidos ancianos y mujeres, hacía ruidos así”.
Por su parte, el periodista Richard Fitzpatrick recordó que en el partido de vuelta entre Barcelona y Real Madrid por la Supercopa de España del 2011, cuando el brasileño Marcelo, del conjunto Merengue, tocaba la pelota, en la hinchada del Barcelona gruñían como monos. Al día siguiente, ni Marca ni As le dieron importancia (que encima son diarios pro- Real Madrid). Es la naturalización del racismo. El mismísimo Pep Guardiola le restó importancia a la discriminación que había sufrido el también brasileño Dani Alves durante una goleada 5-1 del Barcelona al Espanyol en diciembre del 2010. “A veces pasa hasta cuando jugamos de local. Olvídese de eso, no importa”, le dijo a un periodista.
Alves había sido discriminado por las Brigadas Blanquiazules del Espanyol. Ninguna novedad: el 8 de enero del 2006, durante otro clásico frente al Barcelona, el camerunés Carlos Kameni, que en ese momento era el arquero del equipo, debió soportar que un miembro de esta misma Brigada le dijeron a través de un megáfono: “Kameni, te odiamos, eres un hijo de p***. Ve ahora y di en conferencia de prensa que esto es racismo: no importa si eres negro o naranja, eres una basura”. Ya otro camerunés, Samuel Eto’o, cuando jugaba en el Barcelona, decidió dejar la cancha debido a que ya no soportaba más a la hinchada del Zaragoza. También sufrió alguna vez a los Ultra Sur (del Real Madrid) que, según denunció en abril, tienen el apoyo de José Mourinho y hasta de la dirigencia del club. Según se escribió en un diario local, los Ultra Sur ingresaron a la cancha en un partido ante el Osasuna con las entradas que la misma dirigencia del Osasuna le había dado a la del Real Madrid.
Por otro lado, en Italia también sucede: la ultraderecha de la Juventus, por ejemplo, puso una bandera cuando Mario Balotelli jugaba en el Inter y luego en la Selección Italiana: “Un negro no puede ser italiano”. Otro caso: los ultras de la Lazio, conocidos como los Irriducibili, pusieron en el 2001 una bandera enorme en un clásico con la Roma que decía: “Equipo de negros, hinchada de judíos”. Otra bandera, de 1998: “Auschwitz es tu patria; los hornos, tu casa”. Allí, en la Lazio, el club del que se hizo socio Benito Mussolini en 1929, jugaba en el 2005 un fascista confeso, Paolo Di Canio (recientemente nuevo entrenador del Sunderland de Inglaterra), que escribió en su autobiografía que Il Duce había sido “un incomprendido”. Pero la Roma tiene también fascistas. Es una imagen repetida: en la capital italiana, tanto la Roma como la Lazio tienen una facción nazi entre sus hinchas, y no lo callan.
También el arquero australiano Mark Bosnich, ya retirado, solía hacer, al igual que Di Canio, el saludo fascista en plena cancha. Pero Bosnich, ex jugador del Manchester United y del Aston Villa, se lo hacía a la hinchada del Tottenham Hotspur, un club alentado por gran cantidad de judíos).
Sin ir más lejos, tampoco se puede pasar por alto el caso de Atlanta en el fútbol argentino:
          En febrero del año 2000, los hinchas de Defensores de Belgrano cruzaron los límites de las cargadas y lanzaron jabones a la cancha cuando los jugadores de Atlanta hacían su ingreso. El escándalo partió de la tribuna local denominada “Marcos Zucker” (hijo del actor fallecido), un joven judío desaparecido durante la última dictadura cívico- militar.
          Chacarita y All Boys son los 2 clubes que mayor rivalidad tienen con Atlanta. Hinchas del Funebrero llevaron históricamente una bandera con la leyenda “yo nazi en San Martín”. Los de All Boys no se quedaron atrás y copiaron la idea con la frase “yo nazi en Floresta”. Aunque por esa bandera, el Albo padeció en el 2003 una multa económica.

Aquella bandera discriminatoria de la hinchada de All Boys.

          Chacarita y Atlanta empataron 1 a 1 en su último enfrentamiento el año pasado, en San Martín. A Chacarita le restaron ese punto por cantos contra la comunidad judía. El presidente del Tribunal de Disciplina de la AFA, Fernando Mitjan, apuntó: “Esto sobrepasa el folclore o la burla”.

En conclusión, la lista de hinchadas con grandes agrupaciones nazis en su interior es interminable: desde la del Borac Cacak, de Serbia- que amenazó el 14 de octubre del 2006 a un delantero nacido en Zimbabwe, Mike Tawmanyera, con disfraces racistas (del Ku Klux Klan)-, hasta la del Slovan Bratislava, de Eslovaquia, que el 20 de abril del 2007 extendió en un partido frente al FC Senec una bandera con el mensaje: “Feliz cumpleaños, Adolf”, y una caricatura sonriente de Hitler.
12 casos de racismo y expresiones nazis relevó FARE en octubre del año pasado.
2 años hace que el Barcelona pone una cláusula antirracismo en los contratos.
Principales clubes con hinchas nazis:
Alemania:Schalke 04 y Energy Cotbus.
España:Atlético Madrid, Espanyol, Osasuna, Real Madrid y Zaragoza.
Francia:París Saint- Germain.
Inglaterra:Chelsea y Millwall.
Italia:Lazio, Roma y Verona.
Polonia:Legia Varsovia.
República Checa: Sparta Praga.
Rusia:Lokomotiv Moscú y Zenit.
Serbia:Estrella Roja de Belgrado.
Suecia:IFK Goteborg.
Ucrania:Dynamo Kiev.
La FIFA lucha incansablemente contra las muestras de odio. 

Pero también existe la contracara de toda esta situación, que está representada en Europa principalmente por el St. Pauli, un equipo de Hamburgo que participa de la segunda división del fútbol alemán y que hasta llegó a participar en la Bundesliga dos temporadas atrás. La hinchada de este equipo es reconocida en Europa por su lucha contra el nazismo, el fascismo, la homofobia y hasta el sexismo (en 2002, por ejemplo, pidió que sacaran de su estadio una publicidad de la revista Maxim ya que consideraba que discriminaba a las mujeres).
“Vamos a construir un subte desde St. Pauli hasta Auschwitz”, le cantan las hinchadas nazis con las que se cruzan.
En 1997, la hinchada del St. Pauli exigió que su propio estadio dejara de llamarse “Wilhelm Koch”. Resulta que Koch, un antiguo presidente del club, era miembro del Partido Nacional- Socialista y hasta se había beneficiado de expropiaciones a judíos. Finalmente, la hincha lo logró: hoy, el nombre del estadio es “Millerntor”. La hinchada también organiza torneos de fútbol junto a otras hinchadas de Europa en contra del nazismo y el fascismo. 
Por Lior Behar

2 comentarios en “La historia de nunca acabar en el fútbol europeo

  1. Siempre hubo cargadas en el fútbol argentino, algunas que se van a la mierda, como las que le hacían a Deportivo Armenio, le gritaban "turcos" (por el genocidio de 1915 que mataron a más de 1.500.000 armenios).Muy buena nota.

  2. Sí, esa es otra. Muchas gracias.

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